
Hay un sapo que llora en silencio la sed de los desiertos.
Hay un coro de voces blancas escondido bajo las nubes.
Hay una procesión de luciérnagas que ilumina las cuevas olvidadas.
La orquesta revolucionaria y romántica apela al viento con sus dedos.
Nos somete al compás de la conjetura y esboza una nota sorda que llega a nuestros oídos.
Esgrime la belleza como fin último y modula la suave cadencia del tiempo sobre la piel carnosa de los labios de la Aurora.
Todo consiste en descifrar el paisaje mientras la luz articula el lenguaje que nos rodea.
“La Orquesta Revolucionaria” Nacho Montoto